Es sorprendente la gran cantidad y diversidad de cultura
popular que podemos encontrar en las pequeñas zonas que componen nuestra
comunidad.
Por ejemplo, en el
pueblo de Ayora, existe una leyenda sobre un milagro. Esta cuenta que en el año 1392, la villa de Ayora estaba
afligida de hambre y peste. Vivía una mujer, Liñana, que iba y venía de Ayora a
Jarafuel todos los días. En el segundo lunes de enero, cuando la mujer estaba
de camino, a dos leguas de allí, se encontró un ángel, quien le dijo: “Vuelve a Ayora y di, que vengan y hagan una
rogativa todos los años en este sitio y cesará la peste y el hambre”. Liñana
replicó que no la creerían, así que el ángel se arrancó una pluma del ala y le
escribió con ella en la palma de la mano lo que le acaba de decir y
desapareció. Entonces, volvió la mujer a Ayora, refirió el pasaje a los
clérigos y jurados, quienes la creyeron, así fueron todos juntos en procesión e
hicieron rogativa en el sitio señalado, y cesó al instante y enteramente la
peste y el hambre.
Este relato fue
recogido por Miguel Molsós (1370-1431), contemporáneo al suceso y figura de
excepción de la historia de Ayora (Vicario general de la diócesis de Valencia,
datario papal de Benedicto XIII, deán de la Colegiata de Orihuela, auditor de
la Rota y capellán del papa Martín V).
El acontecimiento
ha tenido mucha importancia desde entonces en el pueblo. Como mandó el ángel,
todos los años el segundo lunes de enero, se realiza una romería al sitio de la
aparición, donde se construyó una ermita en su honor. Además, se han escrito
varios libros explicando este milagro y sobretodo, destaca un cuadro que lo cuenta.
“El Ángel tutelar de la villa de Ayora" fue pintado por Vicente
López Portaña pintor de cámara de Fernando VII y uno de los
grandes retratistas del siglo XIX. Aparte del retrato, cultivó también la
pintura religiosa, preferentemente en su primera época, cuando aún estaba en
Valencia. El cuadro del Ángel forma parte de este conjunto de sus obras.
Se trata de un óleo sobre lienzo
de 0,87 m x 0,61 m, datado hacia 1803. Es de estilo neoclásico y de
influencia rococó.
La temática
del cuadro es de un carácter narrativo y alegórico al mismo tiempo. Se observan 3 escenas:
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La escena principal, que representa a las dos
figuras protagonistas en el momento de la aparición. La abuela Liñana, está encorvada
con la mano extendida frente al Ángel quien señala con su mano izquierda la
palma de la anciana, mientras con la derecha sujeta una pluma, con la que acaba
de escribir en la mano de la mujer.
-
Al
fondo, a la izquierda, aparece el pueblo de Ayora amurallado con su castillo,
del que salen en procesión un numeroso grupo de personas.
-
A la derecha en el extremo opuesto, se
observa al grupo más tarde, orando ante una cruz.
También, sobre
el pueblo y su fortaleza se aprecia también un esqueleto con guadaña - la
muerte- que huye, mientras un ángel derrama de una vasija un hálito -la vida-.
La ejecución del cuadro es de una pincelada firme y minuciosa.
El uso del color se hace de una forma racional, aunque con una
gama de colores cálidos (rosados, magenta, marrones anaranjados).
La escena principal con las dos figuras tiene una composición
triangular cuyo vértice superior es la cabeza del ángel. Por otra parte,
también tienen bastante presencia las diagonales que sirven de enlace de las
dos escenas secundarias.
Actualmente,
la obra se conserva
en la Iglesia Parroquial de Ayora.