"IKB 191" de Yves Klein |
Quizás, y sólo quizás, aquello
que estás pensando puede decirse con una sola palabra. Una sola, ni dos ni
tres. Una que englobe toda la idea, los sentimientos adosados y las emociones
ancladas a ella. Y quizás también, a Yves Klein, una palabra tan completa le
sabía a poco. ¿Quién creería que un término que reúne tales características
puede resultar insípido? Alguien que ha conocido el color, el amigo mudo que lo
dice todo. Sin rectas o curvas, planos o volúmenes, el IKB 191 concentra toda
la energía cósmica. El azul, cómplice de la realidad, se abaja hasta alcanzar
la estatura humana, encuentra cobijo en la mano de Klein y en un arrebato de
orgullo fluye a través de sus dedos, quedando expuesto ante nuestros ojos para
que podamos deleitarnos con su visión.
CD "Making movies" de Dire Straits |
El
último quizás pertenece a los Dire Straits. La voz de Mark Knopfler, rasgada y
suave a la vez, se hace eco de la alegría y la desdicha del amor, de la vida y
sus vaivenes. Pero cuando se apaga el sonido, ¿quién toma el relevo? El color.
Con un disco de título tan sumamente sugerente, “Romeo and Juliet”, no haría
falta nada más… ¿o sí? La portada de ese cd recoge el mismo descubrimiento de
Klein: el color habla y lo hace más que las palabras; sin alzar la voz,
discreto pero insultantemente embriagador. Esos jóvenes ingleses no dudaron en teñir
ese pequeño cuadrado de rojo. Un rojo que es amor y es muerte, es la pasión y
la sangre de Julieta, de cada corazón que sufre. Porque si algo tenían claro
Klein y los Dire Straits, es que mientras las palabras son fronteras, el color
es universal.
Muy buena entrada. Y hasta aquí escribo. No hace falta añadir más.
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