En este retrato animal, la protagonista
es mi perra Jara. Los meses posteriores a la compra de la cámara Reflex, solía
pasearme por toda la casa para hacer pruebas con ella. Cualquier objeto era
válido para ser fotografiado, desde un libro en una mesa hasta en este caso,
una mascota. He elegido esta imagen de entre todas las demás porque
sorprendentemente, Jara se quedó quieta cuando la enfoqué. De esa manera pude
conseguir un retrato tan nítido. Me gusta porque a pesar de su aspecto
agresivo, el que le otorga la mandíbula inferior prominente, es muy buena y cariñosa.
Ese contraste entre aspecto físico y carácter resulta muy llamativo para
quienes convivimos con ella.
Analizando
la imagen, el busto del animal ocupa el centro. El lugar en la composición y la
nitidez le otorgan mayor peso que al resto de los elementos, que han quedado distorsionados
por el efecto del enfoque de la cámara. Destaca principalmente el color negro
del pelaje de la perra (iluminado además por el flash) y el verde de la pared
de la derecha, pared que recibe mucha más luz de la ventana que la enfrenta que
la armariada que hay a la izquierda.
Los ojos lo dicen todo. Eso es lo importante. No parece agresiva, o al menos, no a mí. Gracias por compartir a Jara con todos nosotros.
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